“PROYECTO HOMBRE ES EL CLUB DE LA FUERZA, DE EMPEZAR A SENTIRTE EN PAZ, DE DESAPRENDER PARA APRENDER… ES EL CLUB DE LOS VALIENTES, CON MAYÚSCULAS»

Soraya llegó a Proyecto Hombre La Rioja para realizar prácticas y se quedó para colaborar como voluntaria. En el taller de mindfulness que imparte semanalmente los usuarios encuentran paz física y mental. En la entidad, ella también ha encontrado momentos valiosos: “Compartiendo tiempo y vivencias con los usuarios me he sentido aceptada y arropada. He recibido ayuda, apoyo, cariño y confianza”.
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Soraya Deseada López
44 años · Educadora infantil e integradora social
Voluntario desde agosto de 2021
Llegaste a la entidad para hacer unas prácticas y cuando terminaron, te hiciste voluntaria, ¿por qué?
Me pareció que la labor de esta entidad es muy valiosa para la sociedad. Me sentí atraída por la enorme función en diferentes áreas en las que trabaja de manera incansable y la red de apoyo tan enorme con la que cuenta. Además, el equipo terapéutico es un equipo humano y profesional insuperable y fui plenamente consciente de que, si algo podía aportar yo como persona y/o profesional, iba a recibir infinitamente más en ambos sentidos.
¿Recuerdas las sensaciones de tu primer día en Proyecto Hombre ya sea como colaboradora en prácticas o como voluntaria?
¡Por supuesto! Me sentí absolutamente abrumada en el mejor de los sentidos. Observé el trabajo educativo y terapéutico de cada pequeño gesto o actividad que se realiza y la importancia de estos. Me sentí afortunada y muy agradecida de poder formar parte de ese engranaje y me di cuenta de que iba a aprender mucho de esta experiencia.
Impartes un taller de mindfulness, ¿cómo surgió esta iniciativa?
En mi recorrido vital he realizado durante muchos años meditaciones de manera personal y también grupales. Me pareció que esta actividad podría complementar o aportar algo bueno al estrés cotidiano al que estamos/están sometidos. Se lo comenté al director y le pareció una iniciativa adecuada. De este modo, concretamos un día semanal y así comenzó este pequeño ‘Kit Kat’ mental y físico en comunidad.
¿Qué tratas de aportar a los usuarios con este taller?
Al haber estado dentro del sistema de comunidad y conocer, quizás de manera más cercana, las situaciones y las dificultades que tienen los usuarios, me situé en un punto de enfoque privilegiado. Desde aquí, con el humilde taller que imparto, trato de acercar a los usuarios a su parte más amable. A tomar conciencia de que todos, todos tenemos luces y sombras, y a aceptar dichas sombras y a abrazar las luces que nos componen. A que sean conscientes de que el tomar las riendas de la vida, pese a todo, es lo adecuado. A que se empoderen en su bondad y a que se sientan fuertes y orgullosos del camino en el que se han puesto. También pretendo que se perdonen (suena muy pretencioso, lo sé).
Tampoco pasa nada si solo hay una hora de amabilidad, relajación y algo de paz física y mental. Eso está muy bien también.
La tarea de voluntariado en Proyecto está caracterizada por un trato muy cercano con los usuarios. Quizás, por tratarse de Proyecto Hombre, algunas personas perciban esta característica como un problema o les puedan surgir ciertas reticencias. ¿Qué les contarías para romper esos prejuicios?
Estaría muy bien que cada uno hiciésemos un ejercicio de reflexión y fuéramos conscientes de que ninguno de nosotros estamos exentos de padecer o tener una persona muy querida y cercana con algún tipo de adicción. Esta persona a la que tanto queremos va a cambiar, pero no la vamos a dejar de lado, sino que vamos a tratar de apoyarla.
Todos somos personas iguales con sueños, sentimientos, objetivos y dificultades, pero en este caso hay ciertas conductas que hay que reconducir y para ello se trabaja. Todos necesitamos apoyo en determinados momentos de nuestra vida y no pasa nada. Algunas personas padecen adicciones y otras requieren ayuda de maneras alternativas. Todos igual de humanos y todos con las mismas necesidades de apoyo.
Compartiendo tiempo y vivencias con los usuarios me he sentido aceptada y arropada. He recibido ayuda, apoyo, cariño y confianza. Podría contar las situaciones que hemos vivido juntos en las que alguien se ha equivocado y cómo han acudido a ayudar de manera desinteresada, como una piña, y han actuado de manera resolutiva y con la mejor de las sonrisas. Todavía recordamos ciertas anécdotas ocurridas y sonreímos al mencionarlas.
Por favor, cuéntanos una vivencia o un recuerdo especial de todo este tiempo que has vivido en la entidad.
Hay muchos, ¿eh? Me cuesta elegir alguno en concreto, aunque voy a hacerlo. Creo que me quedo con algo que es muy similar y que se repite en el tiempo. Aunque es algo único cada vez, no dejo de vivirlo. Es ese agradecimiento que siento como sincero cada vez que terminamos el taller. No dejo de emocionarme por ello cada vez que ocurre. Tengo la suerte de vivirlo cada semana.
¿Cómo animarías a otras personas a hacerse voluntarias de Proyecto Hombre?
Sin duda, todos tenemos tanto que aportar para ayudar a los demás y resulta tan, tan gratificante. Ayudamos y nos sentimos genial por el hecho de haberlo hecho. Solo ya con este acto poder recibir tanto de bueno es un gran motor para animarse a probar la experiencia.
No hay gesto pequeño cuando se trata de ayudar. Cada gramo supone kilos de aporte hacia los demás. Así de importante, bonito y necesario es lo que podemos hacer. No hay persona que no pueda ayudar mucho como voluntaria.
Proyecto Hombre es el Club de las Segundas Oportunidades, el club de quienes creen en las personas y en su capacidad de superarse, el club de…
El club de la fuerza, de tener ganas y capacidad para trabajar a favor de uno/a mismo/a. De tomar las riendas de tu propia vida. De volver a sentir cosas buenas. De empezar a sentirte en paz. De desaprender para aprender. De luchar. De volver a confiar en uno mismo y en el mundo. De creer. Sin duda, Proyecto Hombre es el club de los valientes, con mayúsculas.