La Asociación Proyecto Hombre ha presentado hoy el Informe 2020 del Observatorio de Proyecto Hombre -financiado por el Plan Nacional sobre Drogas-, en el que se dan a conocer datos relevantes sobre el perfil general y específico, por género y sustancia de consumo, de las personas tratadas durante el pasado año, así como las tendencias desde 2013.
Una de las principales conclusiones es que el número de personas que acuden a Proyecto Hombre para solicitar ayuda e iniciar tratamiento por problemas de adicción a la cocaína sigue en aumento. En este sentido, en 2020 la sustancia principal de referencia es la cocaína para el 39,1% de las personas atendidas, seguida del alcohol en un 36,1% de los casos. Este dato viene a confirmar la tendencia observada en años anteriores del incremento de la prevalencia de la cocaína como sustancia principal generadora de demanda de tratamiento en nuestros centros.
Sin embargo, el alcohol continúa siendo una sustancia que genera gran cantidad de demandas de tratamiento, y junto con la cocaína suponen 3 de cada 4 ingresos (75,2%). Esto es aplicable tanto en el caso de mujeres y de hombres; si bien, entre las mujeres el alcohol tiene la mayor prevalencia mientras que entre los hombres corresponde a la cocaína.
“La normalización del consumo y la invisibilidad de las adicciones en la sociedad pueden ser factores determinantes para que estos datos sigan en ascenso”, indica Elena Presencio, directora general de la Asociación Proyecto Hombre.
Las personas tratadas por cocaína aumentan un 8% en 4 años
Según los datos presentados por Èlia Bellmunt, experta de la Comisión de Evaluación de la Asociación Proyecto Hombre, y analizando la tendencia de los últimos cuatro años con relación a las sustancias por las que se demanda tratamiento, destaca el incremento del 8% de las personas atendidas en tratamiento por consumo de cocaína. Si en 2016 representaban un 31,1% del total de casos atendidos, en 2020 este dato ascendió hasta el 39,1%.
En 2019 el dato era de un 35,3%, con lo que en un año el incremento ha sido importante. Más aún si se mira por sexos y con más perspectiva, en el caso de los hombres el consumo de cocaína ha crecido un 12,9% desde 2013. En las mujeres este dato es del 8,1%.
Perfil de la persona con adicción en tratamiento
Las personas con adicción que acuden a tratamiento a Proyecto Hombre responden a un perfil que apenas varía año tras año: varón, de unos 38 años de edad, con empleo y vida sociofamiliar estable. Si bien es cierto que las mujeres en tratamiento solo suponen el 16,5% de las personas atendidas, esta cifra ha subido ligeramente en 2020 respecto al año anterior (16,1%). Las causas de por qué solo un 16,5% de las mujeres acuden a tratamiento principalmente responden a un mayor estigma social sobre la mujer que consume alcohol y/u otras drogas, y a que ellas tienen más cargas familiares (hijos/as o padres, madres a cargo).
En cuanto a la fuente de ingresos, desde 2013 se ha ido dando un aumento del empleo y, paralelamente, un descenso de la dependencia de los compañeros y familia. Sin embargo, esta tendencia en lo que respecta al empleo, ha sufrido un importante retroceso en 2020, probablemente debido a la situación de falta de empleo general causada por la pandemia de COVID-19 y a las restricciones que ha supuesto. El resto de fuentes de ingresos presentan oscilaciones poco significativas. En el caso de la prestación por desempleo, en 2020 aumenta el porcentaje. Podemos pensar que por los mismos motivos por los que desciende el empleo.
En cuanto al consumo más temprano se da en el alcohol en cualquier dosis, a los 16,1 años, y en el cannabis, a los 16,8 años. El consumo más tardío se da en las benzodiacepinas (26,5 años) y la metadona (28,5 años). Por sexos no se observan diferencias relevantes, si bien las mujeres tienden a iniciar el consumo regular o problemático más tarde que los hombres y de manera especial en el alcohol en grandes cantidades (cuatro años más tarde).
2020, un año marcado por el Covid-19
Durante la pandemia, los centros de Proyecto Hombre han seguido dando atención a las personas con problemas de adicción. Las demandas de ayuda se han mantenido estables en general y, lo más importante, la adherencia al tratamiento también. “Ahora lo que nos debe preocupar es el futuro de estas personas, que, si ya son vulnerables, lo son aún más en momentos de crisis como estos”, señala Jesús Mullor, director del Observatorio.
Durante la peor parte de la pandemia, el confinamiento, desde Proyecto Hombre se prestó atención a más de 6.000 personas desde los Centros de Proyecto Hombre; más de 700 siguieron con su recuperación en los recursos residenciales. También más de 4.500 familias, un pilar en la recuperación, siguieron acompañadas de manera telemática. Y esto fue posible gracias al compromiso de 310 personas trabajadoras que continuaron de manera presencial, apoyadas por otras 600 que lo hicieron telemáticamente.