PROYECTO HOMBRE LA RIOJA DESARROLLA UN PROGRAMA TERAPÉUTICO CON PERROS EN EL CENTRO PENITENCIARIO DE LOGROÑO

21 Mar 2022

La actividad es posible gracias a Rosa Roldán, de Perrygatos, voluntaria de la entidad y profesional de la Intervención Asistida con Animales que acude al centro penitenciario acompañada de cuatro canes

Proyecto Hombre La Rioja ofrece numerosos programas para atender a personas de diferentes edades, situaciones y problemáticas. Entre este amplio abanico destaca un proyecto especial puesto en marcha hace tres años en el centro penitenciario de Logroño.

Allí la entidad social ofrece tres programas para que las personas privadas de libertad retomen el control de su vida y se puedan reincorporar a la sociedad con esperanza. Uno de estos programas es la Unidad Terapéutica Intrapenitenciaria (UTE), un módulo transformado en una comunidad terapéutica dentro del propio centro penitenciario. “En él nuestros usuarios permanecen separados del resto de internos, reciben acompañamiento profesional y realizan actividades propias de un centro residencial, como la participación en grupos terapéuticos o acciones formativas”, explica Óscar Pérez, director del Centro Residencial de Proyecto Hombre.

“En esta Unidad, el 7 de marzo comenzamos una nueva actividad con nuestros ‘terapeutas’ favoritos, los perritos Kira, Cata, Nala y Ras, amigos y acompañantes de Proyecto Hombre La Rioja en su labor de lograr que las personas puedan recuperar la estabilidad y el control de su vida”, cuenta Óscar Pérez.

Esta actividad es posible gracias a Rosa Roldán, de Perrygatos, voluntaria de Proyecto Hombre y profesional del entrenamiento en Intervención Asistida con Animales. “Rosa nos brinda su tiempo y cariño para lograr que, todos los lunes, los internos del módulo terapéutico disfruten de un encuentro diferente y especial con las perritas y con Ras, el perrito. Todos disfrutamos y nos sentimos mucho más humanos, aun estando en la cárcel, con nuestros amigos perrunos”, asegura el director del Centro Residencial.

Entre los beneficios de esta intervención está la atenuación de los sentimientos de aislamiento y soledad que puede causar el internamiento en un centro penitenciario. “Acariciar y sentir el cariño del animal calma la ansiedad y el estrés derivado de una situación tan crítica vitalmente. Además, asumen el rol de cuidador con el animal, acentuando la responsabilidad y la empatía con el ‘otro’”, detalla Óscar Pérez.

La interacción tiene lugar en un ambiente de aprendizaje y juego entre la persona y el animal, lo que proporciona, además, muchos conocimientos del mundo animal y de su cuidado y entrenamiento para lograr beneficios mutuos. “En todos los aspectos, es una interrupción de la rutina del módulo terapéutico que les sumerge en una actividad que les ayuda a conseguir la tan ansiada autonomía y libertad personal, no sólo por el hecho de superar la condena penal, sino también por superar una adicción y convertirse en ciudadanos que sumen en la sociedad”, afirma el director del Centro Residencial de Proyecto Hombre.