Sí, se puede superar una adicción

16 Nov 2022

Las adicciones no son crónicas ni incurables y afirmar esto se ha comprobado como una de las principales fuentes de recaída y cronicidad: creerse el modelo de enfermedad tradicional, que el usuario piense que va a recaer y que no tiene control sobre su adicción “porque está enfermo” … provoca el efecto contrario y resulta, además, estigmatizante. No podemos condenarles.

Si algo define la esencia de Proyecto Hombre es que creemos en la persona, en su capacidad de cambiar y superar las adicciones que le han impedido desarrollarse plenamente. Consideramos que la adicción es el síntoma de un problema que reside en la persona.

Este planteamiento, inspirado en la filosofía humanista, coloca a la persona y no a la adicción en el centro de todo el proceso y para nosotros es clave compartir esto, porque desde ahí actuamos: en Proyecto Hombre creemos y sabemos que la recuperación de una persona con adicción es posible.
A lo largo de las casi cuatro décadas que llevamos trabajando como Proyecto Hombre hemos convivido con historias de éxito y también de fracaso. Es cierto que no todas las personas que sufren una adicción consiguen superarlo, pero es nuestra responsabilidad lanzar un mensaje de esperanza: es un proceso largo y complicado, sí, pero se puede superar una adicción y volver a coger las riendas de una vida.

El estudio realizado por la Universidad de Oviedo, la Universidad de Santiago y la Universidad de las Islas Baleares, “Evaluación de la eficacia del programa Proyecto Hombre”, en el que se analizan diferentes programas de nuestra entidad afirma que el 91,2% del total de la muestra utilizada para este análisis (y que han recibido el alta terapéutica) permanecían abstinentes en el seguimiento posterior. Además, explica que las personas que han finalizado el tratamiento manifiestan un alto grado de integración y ajuste a nivel laboral, social, familiar, judicial, emocional y de salud.
Que la persona vuelva a ser un miembro activo de la sociedad es nuestro objetivo y anhelo final.

Por ese motivo vemos necesario recordar que, desde Proyecto Hombre, además de realizar un trabajo preventivo, una vez que la persona comienza su proceso de rehabilitación no solo buscamos su abstinencia como fin último, sino que trabajamos para que la persona rehabilitada se incorpore al mundo laboral, mejore sus relaciones sociales y familiares y reaprenda cómo utilizar su tiempo de ocio de manera saludable.

Esto es así, además, porque es importante no perder de vista que la adicción a las drogas no es una enfermedad. Esta es una idea reduccionista, que da una visión limitada, errónea y parcial sobre el mundo de las adicciones: las pruebas científicas no apoyan que la adicción cumpla con los criterios básicos para ser considerada una enfermedad.

Las adicciones no son crónicas ni incurables y afirmar esto se ha comprobado como una de las principales fuentes de recaída y cronicidad: creerse el modelo de enfermedad tradicional, que el usuario piense que va a recaer y que no tiene control sobre su adicción “porque está enfermo” … provoca el efecto contrario y resulta, además, estigmatizante. No podemos condenarles.

Afirmar que una adicción no se puede superar lanza un mensaje erróneo que echa por tierra las esperanzas y la labor realizada durante décadas por cientos de organizaciones como Proyecto Hombre, desde las familias y por supuesto por parte de las personas en su camino hacia la recuperación.

Mientras, nuestra sociedad percibe el consumo de drogas como una actuación de bajo riesgo y normaliza y banaliza el consumo.
El consumo de drogas es síntoma de que vivimos en una sociedad cada vez más deshumanizada.
¿Acaso no es sintomática la exacerbada individualidad en la que vivimos? ¿O la falta de valores que hace que hayamos perdido nuestro norte? ¿O el ritmo acelerado y en piloto automático que no nos permite parar, escuchar y mirar de frente a quien tenemos a nuestro lado?

Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2022 de la UNODC, alrededor de 284 millones de personas de entre 15 y 64 años consumieron drogas en todo el mundo en 2020.

Millones de personas sufren trastornos por su consumo, pero solo una de cada ocho recibe tratamiento. Muchas menos mujeres que hombres pueden obtener el tratamiento y los servicios que necesitan debido a las barreras y el estigma persistentes.

Desde la aparición de entidades como el Plan Nacional Sobre Drogas en los años 80, España ha sido un país referente en el tratamiento de adicciones, con políticas públicas de atención y sobre drogas que han permitido a miles de personas salir adelante. Ahora no podemos volver atrás.

Será necesario movilizar además a la comunidad internacional, a los gobiernos, a la sociedad civil y a todas las contrapartes para que adopten medidas urgentes de protección, entre ellas reforzar la prevención y el tratamiento del consumo de drogas (un objetivo específico bajo el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 para garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos y todas). Estas inversiones no son solo necesarias, sino que además se ha demostrado que son socialmente rentables.

La estimación total de retorno de las administraciones públicas es de 2,75€ por euro invertido. Si a esto se añade las estimaciones del resto de agentes, se identifica un retorno de más de 5€ por euro invertido (“Informe del retorno social de la inversión (SROI) del Proyecto INSOLA”, Proyecto Hombre y Red 2 Red, 2019).

Por ello, desde Proyecto Hombre seguiremos trabajando para que las personas que sufren adicciones, así como sus familias, reciban la mejor atención posible y para que nuestra sociedad siga avanzado hacia una visión no reduccionista, responsable y esperanzadora sobre las adicciones, donde el desarrollo de iniciativas preventivas será clave para afrontar y anticiparnos a este desafío.