«PROYECTO HOMBRE ES EL LUGAR DONDE MUCHAS PERSONAS ATRAPADAS POR UNA ADICCIÓN BUSCAN LA RESPUESTA A SU MAYOR ANGUSTIA»

2 Ene 2023

“A las nueve se oye de boca de un usuario: ‘Familia, a cenar’. Y como tal, acudimos al comedor”, cuenta Francisco para explicar cómo es una noche de voluntariado junto a los usuarios de la comunidad terapéutica. Desde su larga y positiva experiencia, anima a colaborar: “Si tienes claro que vivimos en sociedad, que nos necesitamos unos a otros y tú quieres hacer algo positivo y valioso en verdad, que te llene y satisfaga, apuesta por estos chicos y chicas que nos necesitan y tú te llevarás la gran satisfacción de haberles echado una mano”.

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Francisco Cabezón

66 años · Jubilado
Voluntario desde septiembre de 2013

¿Cómo llegaste a ser voluntario de Proyecto Hombre?
Desde siempre he tenido la inquietud de hacer algo por los demás, por los que más lo necesitan, de devolver a la sociedad todas las oportunidades que me ha dado.

¿Recuerdas las sensaciones de tu primer día como voluntario?
Fue un acompañamiento al psiquiatra. Me llamó el usuario la víspera para quedar. Por la terapia, son ellos los que se comunican con los voluntarios, nos dicen su nombre, la necesidad que tienen y nos preguntan si podemos acompañarlos. Cuando llegué, me estaba esperando a mí como su acompañante. Me sentí más que importante, imprescindible para él. No pueden ir solos y nada de cartera ni móviles.

Casi una década como voluntario de la entidad, ¿qué te anima a mantener este compromiso tan duradero?
El contacto directo con los chicos y chicas que están haciendo el programa de Proyecto Hombre, escuchar sus inquietudes por sus parejas e hijos (los que las tienen), ver el esfuerzo tan grande que les supone replantearse todos los valores de su vida y su persona, consigo mismos y su entorno, y saber que para conseguirlo necesitan la ayuda de todos, también la que yo pueda ofrecer.

Realizas la tarea de acompañamiento nocturno. ¿Cómo es una noche en la comunidad terapéutica?
A las nueve se oye de boca de un usuario: “Familia, a cenar”. Y como tal acudimos al comedor. Todo lo han dispuesto ellos: la cena, los sitios al azar, el servir… Recogemos entre todos dando importancia a gestos que antes pasaban inadvertidos. Sigue la medicación correspondiente a cada uno, los turnos y los compromisos entre los chicos, y enseguida a dormir no sin antes oír más de un “que descanses, Paco”. La mayoría de las noches son de un tirón pero no faltan, como en cada casa, situaciones que hay que solucionar: un dolor de…, «necesito hablar», «me encuentro así»…

Y pronto se levantan, hacen las tareas y enseguida se oye una voz: “Familia, a desayunar”. Momentazo precioso para comenzar el día con la alegría propia que le dan los jóvenes. A las nueve vienen los terapeutas, comentamos las cosas y aquí concluye el voluntariado por hoy.

Este tipo de acompañamiento nocturno es bastante inusual y también por ello será especial, ¿no?
Tienes tu habitación con un despacho, pero lo que más me gusta es compartir con los usuarios los momentos de porche y comedor donde hablamos, comentamos, nos pedimos ayuda y, sin querer, les demostramos la gratuidad del voluntariado. Esto es una cosa que les desarma: «Cómo alguien hace algo por mí, que soy lo último de la sociedad, con lo bien que estaría este hombre en su casa con su familia…».

También acompañas a los usuarios al médico, al juzgado… ¿por qué es importante que en esos momentos cuenten con el apoyo de una persona voluntaria?
Los terapeutas son sus terapeutas y que no les falten nunca para lo que necesiten. Los voluntarios somos como parte de su familia, más cercanos, les entendemos y acompañamos sin preguntar ni juzgar. Hacemos todo lo posible para conseguir su objetivo satisfactoriamente y que personalmente queden satisfechos.

La tarea de voluntariado en Proyecto está caracterizada por un trato muy cercano con los usuarios. Quizás, por tratarse de Proyecto Hombre, algunas personas perciban esta característica como un problema o les puedan surgir ciertas reticencias. ¿Qué les contarías para romper esos prejuicios?
Es cierto, no es un camino de rosas, hay casi de todas patologías. Eso sí, controladas por los profesionales. ¿Qué quiere decir esto? Que necesitan más de nosotros, que se hacen más de querer pues son los que más necesidades tienen de acompañamiento y cuidados.

¿Qué te aporta el voluntariado en la entidad?
El voluntariado en Proyecto Hombre me aporta, en primer lugar, una formación personal, una llamada a la solidaridad, una confianza en la persona en su integridad. Me exige, como no podía ser menos, empatía y honestidad que dan como conclusión el intento de integridad personal con principios y valores consecuentes.

Por favor, cuéntanos una vivencia o un recuerdo especial de todo este tiempo que has vivido en la entidad.
Uno de los momentos más especiales ha sido cuando he acompañado a un chico o una chica al Punto de Encuentro Familiar. El protocolo estricto de llegada 15 minutos antes, esperar en una habitación a que llegue su hijo/a y lo mismo a la salida. La ansiedad, los nervios, las ganas del beso con el abrazo y a su vez, la angustia de la despedida, otra semana de espera hasta el viernes.

Han sido muchos acompañamientos y esta lección de empatía ha sido desbordante. La recuerdo cuando algo en la vida parece no salir bien.

¿Cómo animarías a otras personas a hacerse voluntarias de Proyecto Hombre?
Si tienes claro en la vida que vivimos en sociedad, que nos necesitamos unos a otros, y tú quieres hacer algo positivo y valioso en verdad, que te llene y satisfaga, apuesta por estos chicos y chicas que nos necesitan y tú te llevarás la gran satisfacción de haberles echado una mano.

Proyecto Hombre es el Club de las Segundas Oportunidades, el club de quienes creen en las personas y en su capacidad de superarse, el club de…
Dónde tantas personas en un momento de su vida y ante un ataque de realismo, atrapados por el consumo o adicción, buscan las respuestas a lo que más les angustia: «¿Dónde puedo acudir?», «¿quién me puede ayudar?», «¿qué puedo y debo hacer?».